martes, 26 de abril de 2016

¿CONOZCO LA INFORMACIÓN ADECUADA?

Todos alguna vez hemos indagado en internet para buscar información sobre temas que nos interesaban o nos preocupaban, o simplemente por curiosidad o porque queríamos ampliar conocimientos sobre algo.
 
Como docente, muchas veces he buscado sobre algún tema concreto educativo, para conocer la labor o la opinión divulgada por otros docentes como yo, conocer otras formas de afrontar algo, blogs escolares, artículos, páginas webs, pero también alguna que otra vez he buscado sobre un tema que se está generalizando, lo veo cada curso escolar, y es el aumento de la obesidad infantil.

He tenido alumnos con este problema ya desde Educación Infantil y casi siempre me he llevado la sorpresa de que los padres, y generalmente la madre, no reconocía lo que le decían en las revisiones médicas escolares o el pediatra en una revisión rutinaria en su consulta: “el niño tiene sobrepeso para su edad y debe ponerse a dieta y realizar ejercicio físico”.

Hasta en alguna ocasión  ha venido la mamá a preguntarme si yo daba de comer en clase (¿) (cuando el centro  no tenía comedor escolar), y si dispone de comedor, como es mi caso actualmente, me han llegado a decir que estaría engordando porque YO lo estaría dejando comer lo que quisiera o repetir, cuando el comedor escolar funciona con sus responsables, monitores, el menú se entrega mensualmente a los padres, y el profesorado no es quien está en el comedor, ni da la comida, ni nada.

 Eso sí, las mismas mamás no se daban cuenta del bocadillo de “medio metro” lleno de chorizo, mantequilla, salchichón, etc que preparaba su hijo cada día para tomar a la hora del recreo, o de la excesiva cantidad de comida para el almuerzo escolar como: un batido, un zumo, un actimel, un paquete de galletas príncipe, un sándwich de jamón dulce con mantequilla, dos madalenas y unos quesitos. Y de verdad, no estoy exagerando, lo cuento tal y como lo he vivido.

 Por supuesto, el niño solo se toma una bebida y el sándwich, o el zumo y unas galletas, y el resto vuelve para casa. Pero ahora viene la segunda parte: “señorita, ¿qué le pasa al niño que no se come todo lo que le pongo? ¿Es que no le gusta o le pasaba algo?

Qué verdad es aquello de que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Es difícil hacer ver a unos padres un problema que no lo consideran como tal, y difícil asesorar o aconsejar con tacto cuando se encuentran a la defensiva.

Por ello, he buscado dos enlaces sobre este tema.

El primero es un artículo publicado en Infosalus.com, sobre la percepción errónea de los padres:


 El segundo enlace, publicado por Centros para el control y prevención de enfermedades, aporta  consejos para los padres, descripción de la obesidad infantil como un problema de salud, los riesgos que conlleva y orientaciones y consejos para las familias. Además, al final de la publicación aparecen otros enlaces adicionales dirigidos a las familias y/o personas que cuidan niños, explicaciones para equilibrar alimentos, etc.:





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