Mitos, errores y realidades de la alimentación.-
No menos interesante y
provechoso ha resultado este bloque sobre las enfermedades relacionadas con la
alimentación, además de los mitos, errores y realidades relativas a la misma.
Desconocía por ejemplo
que es totalmente diferente una alergia a una intolerancia alimentaria. Los
síntomas, aunque similares, no tienen el mismo origen sea una cosa u otra.
Conocer esto, y otros detalles, me ayudará a comprender de ahora en adelante la
situación de un alumno cuando los padres comunican algún tipo de trastorno relativo
a la alimentación: celiaquía, intolerancia a la lactosa, alergia a determinadas frutas…
En general, lo que si me
ha llamado mucho la atención es que de los diez factores de riesgo
identificados por la OMS como claves para el desarrollo de enfermedades
crónicas, de los cinco que están relacionados con la alimentación y el ejercicio
físico, a saber, obesidad, sedentarismo, hipercolesterolemia, consumo
insuficiente de frutas y verduras e
hipertensión arterial, sean factores que
actualmente he podido observarlos cada
vez con más frecuencia en la población infantil en edad escolar.
De siempre escuchaba
aquello de que para ser un adulto sano había que controlar estos factores de
riesgo desde la infancia, porque entre otras cosas, de adulto, se evitarían,
por ejemplo, muchos problemas de corazón.
Pero si estos factores ya aparecen en niños ¿cuándo
empezamos a prevenir? ¿Qué está pasando?
Evidentemente, al igual que ocurre en los
adultos, el consumo cada vez más frecuente de alimentos ricos en grasas en saturadas
(consumo de bollería industrial, de gran variedad de snaks, comida rápida en
los burguer de moda, consumo más frecuente de bebidas azucaradas, refrescos, menor
consumo de fruta, etc) y la falta de ejercicio físico (niños más dedicados a
entretenimientos sedentarios: juegos en
el ordenador, play station, las redes sociales, menor interés por practicar un
deporte, el miedo de los padres a que los niños jueguen en la calle-
justificado por los riesgos y peligros actuales que vemos a veces en las
noticias-…) está dando lugar a niños obesos, con índices de colesterol, con
tensión alta…..algo inconcebible hace generaciones a no ser que fuera algo
genético o debido a alguna enfermedad concreta. Si a esto sumamos el problema
del tabaquismo en los jóvenes la cosa se agrava.
Por consiguiente, sigo
insistiendo en lo que vengo reflejando en cada reflexión: la educación desde la
infancia en una alimentación saludable y fomento de la actividad física como
forma saludable de vida, concienciación
desde la infancia, y concienciación a las familias.
Creo firmemente que desde
la escuela debería haber una asignatura sobre alimentación y nutrición, y
talleres para las familias. Si la alimentación sana es beneficiosa para la
salud de los adultos, todavía lo es aún más para un niño, y para los
adolescentes pues se encuentran en plena etapa de desarrollo y crecimiento. A
esta edad, la adquisición de unos buenos hábitos alimentarios significará la
diferencia entre tener y llevar una vida sana de adultos o tener el riesgo de
sufrir enfermedades que pueden acompañarlos el resto de sus vidas.
Para trabajar esto en la
escuela me remito a las ideas aportadas en reflexiones anteriores: trabajar en
el aula y con las familias, como materia escolar y como talleres formativos e
informativos para los padres, colaborar con los comedores escolares, hacer
partícipes a los niños en los análisis de sus menús escolares, realizar sus
GETD como forma de autoanálisis, ofrecer conferencias por especialistas a las
familias en los centros escolares donde se detecte sobre todo un alto número de
niños con obesidad u otro tipo de factores de riesgo.
Siempre hemos “presumido”
de tener el privilegio de gozar de una dieta mediterránea como dieta altamente
beneficiosa para la salud. Tenemos también el ejemplo de los efectos negativos que
producen otros estilos alimentarios en otros países. Sabemos lo que es bueno,
lo tenemos, pero también tenemos los “mitos” como que la dieta mediterránea es
la que provoca la obesidad porque comemos alimentos como paella, alubias,
cocido, fabada, tortillas, huevos fritos…¡por favor!...¿no será que estamos
dejando de lado nuestra dieta mediterránea rica en frutas, verduras, legumbres,
gran variedad de carnes y pescados, el uso del aceite de oliva, la variedad de
recetas y formas de elaboración de los alimentos, por la comida precocinada y
la comida rápida, consecuencia de la falta de tiempo, porque no se tienen ganas
de cocinar con la cantidad de ofertas ya precocinadas que hay en el mercado hoy
en día, por los trabajos sedentarios y la falta de tiempo que nos desmotivan a
la hora de realizar actividad física…?
Estas enfermedades
relacionadas con la alimentación están afectando a muchos países en el mundo y
la OMS no para de advertir que los índices de obesidad adquirirán grandes
proporciones hacia 2030. ¿Seremos capaces de frenar esto?
Educar en salud es un
compromiso de todos, es un compromiso de toda la sociedad:
educación +salud +compromiso
social, todo debe ir de la mano.
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